Passivhaus

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Hemos obtenido la certificación Passivhaus Designer (Proyectista de casas pasivas), tras realizar el curso impartido por el Passivhaus Institut y aprobar el examen. Una edificación que sigue el estándar Passivhaus minimiza las necesidades de calefacción y refrigeración, reduciendo significativamente el coste económico para el usuario y el coste energético para el planeta.

Utilizando un espesor conveniente de aislamiento térmico, las casas pasivas sufren pérdidas de calor muy reducidas siendo las necesidades de calefacción resultantes casi nulas. Para ello, es fundamental que el diseño y la ejecución de las paredes exteriores, la cubierta y el suelo se realice estudiando todos y cada uno de los detalles constructivos.

Los huecos son el “punto débil” de la envolvente ya que son focos de posibles pérdidas de calor y frío, por lo que se debe prestar mucha atención en su ubicación durante el diseño del proyecto, y en su correcta colocación durante la obra.

Las carpinterías utilizadas deben tener una muy baja transmitancia térmica y deben ser de doble o triple vidrio rellenas de un gas inerte. El vidrio debe ser bajo emisivo para reflejar el calor al interior de la vivienda en invierno y mantenerlo en el exterior durante el verano.

En las esquinas, ejes, juntas, etc. se producen pérdidas o ganancias indeseadas, superiores a las que se dan en los elementos generales como paredes o techos. Las temperaturas superficiales en esas zonas suelen ser inferiores a las del resto de la envolvente, incidiendo de manera negativa en el confort de los usuarios, pudiendo además provocar patologías nocivas para la salud debidas a la condensación, como por ejemplo los hongos.

Es posible lograr la ausencia de puentes térmicos si no se interrumpe la capa de aislamiento, se usan materiales con mayor resistencia térmica si se interrumpe la capa de aislamiento y se cuidan las juntas entre elementos constructivos.

En una construcción convencional, las corrientes de aire que se pueden dar a través de ventanas, huecos o grietas provocan incomodidad en el usuario y hasta condensaciones interiores, particularmente durante los períodos más fríos del año.

En un edificio Passivhaus, se cuida al máximo la estanqueidad al aire, se sellan todas las uniones entre los diferentes materiales de la vivienda. De este modo, se minimizan las infiltraciones de aire indeseadas y las corrientes de aire. Así, se reducen significativamente las pérdidas energéticas, pudiendo controlar la temperatura del interior de la casa con una mínima intervención de los sistemas de climatización.

La hermeticidad o estanqueidad del edificio se mide con una prueba de presión, denominada Blower Door, que consiste en crear una diferencia de presión entre interior y exterior a través de un ventilador colocado en la puerta principal. Para cumplir el estándar, el resultado debe ser inferior a 0.6 renovaciones de aire por hora en un diferencial de presión de 50 Pa.

El sistema de ventilación mecánica, continua y controlada precalienta el aire entrante exterior limpio, aprovechando la energía calorífica que se extrae del aire interior viciado, generado por las personas y electrodomésticos, antes de expulsarlo al exterior.

El sistema incorpora filtros que depuran el aire entrante, evitando la entrada al interior de la vivienda de partículas contaminantes o que puedan producir alergias, tales como granos de polen, polvo o ácaros.

La cantidad de energía necesaria para acondicionar los espacios es tan pequeña que es posible cubrirla con una pequeña estufa sin necesidad de un sistema convencional de radiadores o suelo radiante.

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